viernes, 23 de noviembre de 2018

Aunque la mona se vista de seda


Por @roxpsicocreando

“Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, es una frase popular que alude la creencia que una persona no puede transformar su condición, por el simple hecho de vestirse o ataviarse de una forma particular.

Esta frase popular se ha hecho viral en las redes sociales, y se suma a la tendencia de ataques xenofóbicos en contra de Yalitza Aparicio, una joven indígena oaxaqueña de 24 años, por aparecer en la revista Vanity Fair de EUA vestida de Louis Vuitton, Gucci y Prada. Los protagonistas que encabezan las críticas, argumentan que su origen indígena la hace indigna de vestir ropa de prestigio.
Yalitza, quien estudió para ser maestra de preescolar, fue elegida personalmente por Alfonso Cuarón para protagonizar su más reciente filmografía “ROMA”. En esta cinta, ambientada en los años setentas, Cuarón narra la historia de Cleo (Yalitza Aparicio), la criada indígena de una familia burguesa en la Ciudad de México.

Pero, ¿por qué Yalitza se ha convertido en el foco de atención de los medios de comunicación internacionales?
Simple, porque su historia narra a un nuevo arquetipo de mujer exitosa!

Una joven morena que vive en circunstancias apremiantes de vulnerabilidad social (por ser mujer, por vivir en una zona rural, por ser pobre, y por ser de aspecto indígena), salta a la fama internacional por puro mérito propio. Su desempeño histriónico en la película ROMA ya le ha valido el galardón al mejor nuevo talento en los Hollywood Film Awards, y tiene grandes posibilidades para quedarse con el reconocimiento de la mejor actriz en la próxima edición de los premios Oscar.

En un contexto donde grandes masas humanas están migrando en distintas partes del mundo, con el anhelo de encontrar mejores condiciones de vida, Yalitza Aparicio surge como un ícono de auto realización. Ella representa el talento genuino abriéndose camino, con un carácter fresco y sin ser precisamente su intención, ha colocado en la discusión colectiva temas como el clasismo, el racismo, la xenofobia, la inclusión social, los derechos humanos de las personas indígenas y migrantes, la equidad de género, y los estereotipos sociales de la fama y el éxito.

Cuando volteo a ver todos esos tuits y publicaciones de descalificación hacia Yalitza, de inmediato me viene esa frase popular de mi sabia abuela que decía “Cuando Teresa habla de María, se sabe más de Teresa que de María”. Así que sonará a un gran escándalo, pero tanta descalificación no es otra cosa, más que la proyección de la apreciación que cada persona tiene de sí misma.

Y yo, ¿qué opino de Yalitza Aparicio?

Es una joven admirable, totalmente merecedora de esta oportunidad de auto realización que está experimentando. La vida le está haciendo justicia. Honro a sus antepasados ancestrales y a su linaje. Honro su biografía, y celebro la red de sincronías y causalidades que la han llevado a la realidad donde ahora está. A través de ella muchas minorías podrán tener voz, e intuyo que para este momento ya está inspirando a millones de jóvenes y mujeres adultas en el planeta, a trascender sus complejos y a visionar sus anhelos.

Yalitza es un arquetipo femenino inspirador.

“Y si Yalitza se viste de seda, es porque está lista para brillar”.

Nota Importante
Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal de contenidos "Salud primero...y amor".
www.saludprimero.mx

Amar al miedo


Por @roxpsicocreando

Ahí estaba yo, en un cuarto, con apenas un halo de luz. Se sentía frío y desolador. Era un cuarto de dimensión pequeña, con una puerta abierta y un librero de madera vacío. De pronto, me di cuenta que había alguien más en ese lugar conmigo. Sentí incertidumbre y en mi cuerpo se detonó esa sensación del estómago vacío, cuando vi pasar una sombra.

De inmediato me hice pequeña, me flexioné en cunclillas sobre mis tobillos, justo al lado del librero. Vi otra vez a la sombra y me dio miedo, mucho miedo. Era una sombra con forma de ser humano, oscura, gélida, sin identidad, y deambulaba serena. Y yo me preguntaba, ¿qué hace aquí?, ¿qué quiere?, ¿qué busca?, ¿qué tengo que ver yo con ella?, ¿existe alguna relación que nos una en este momento?, ¿porqué estábamos en el mismo lugar ella y yo?.

Y en esa meditación estaba, cuando algo en mi cambió vertiginosamente, y entonces me di cuenta que “esa sombra” era el miedo. Pero qué lío! Y solo porque lo viví, ahora comprendo que es posible “sentir miedo ante el miedo”.

Y luego otro cambio intempestivo me hizo ver con otros ojos, porque de pronto recordé que EL AMOR es la forma primigenia de transformar el miedo. Así lo había leído en muchos libros que a través de la existencia llegaron a mis manos, en formas causales y místicas, y justo hasta ese momento comprendí con todo mi ser lo que eso significaba.

Y fue tal el impacto de esa verdad, que en un solo movimiento sutil me puse nuevamente de pie. Sentí mucha fuerza en mis piernas, el pecho expandido, la mirada enfocada y una confianza memorable. Y entonces me sentí llena de algo cálido, que me impulsó a enfrentarme al miedo de una forma creativamente amorosa. Y así de un salto impetuoso, me fui sobre la sombra y la abracé con mis piernas y mis brazos.

Abrazándola con mucha emoción en el corazón, estaba consciente que había dejado de sentir miedo ante el miedo, y a él decía que lo amaba dándole de besos. Mi expresión efusiva de amor duró hasta que la sombra se transformó en un alegre arlequín, y comenzó a iluminarse de colores, para luego desvanecerse como el humo. Poco tiempo después desperté…lo vivido había sido un sueño!

Las sensaciones de este encuentro entre el amor y el miedo, estarán en mi memoria corporal por el resto de mi existencia. La conclusión de mi sueño fue una epifanía, y ha sido una guía para enfrentarme a mis miedos en la vida real.

Y hoy te lo comparto porque a partir de ese sueño he comprobado en la vida cotidiana, que si actuamos desde el amor cualquier miedo sucumbe. Lo que conocemos como miedo, no es otra cosa más que ausencia de amor, por esa razón es que el miedo se siente tan desolador.

Así que la próxima vez que te sientas paralizada de miedo, simplemente conecta con el amor, y te puedo garantizar que ese miedo –de cualquier naturaleza que sea- de forma instantánea se esfumará.

Medítalo, tod@s necesitamos amor, y el miedo no es la excepción.

Nota Importante
Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal de contenidos "Salud primero...y amor".
www.saludprimero.mx

jueves, 8 de noviembre de 2018

La belleza de la sabia


Por @roxpsicocreando


En una cultura occidental donde la belleza se relaciona directamente con la juventud, pareciera que ser joven es suficiente para ser considerada bonita.

Pero, ¿y si ser joven no es suficiente?

Así dije en muchos momentos de mi vida “soy joven, pero eso no me alcanza”, pues los años de juventud de ese entonces no me garantizaban la experiencia para tomar decisiones más sabias en la vida.

Recuerdo que en mi época universitaria había momentos en que mi juventud me estorbaba, porque deseaba parecer más madura de aspecto para hacer valer mi palabra ante un auditorio. Y así me sucedió muchas veces, sentía que ser joven y bonita me era insuficiente para vivir la vida que quería, porque yo quería una vida donde siendo joven de edad también quería tener sabiduría.

Pero para ser sabia tenía que acumular años de experiencias y eso implicaba dejar de ser joven, y si dejaba de ser joven entonces corría el riesgo de dejar de ser bonita, ¡¡¡Ups, que dilema!!!

Ante esta lógica parecía atrapada en un túnel sin salida, pues todo parecía indicar que no podía tener los beneficios de la juventud y de la madurez al mismo tiempo. Y para colmo, los estereotipos de belleza de los medios de comunicación y publicidad que deambulaban por todos lados, me recordaban que envejecer era lo más terrible que le podía suceder a una mujer. Aunque claro, esos mismos medios nos vendían los remedios infalibles: las cremas antiarrugas, las empolletas anticelulitis, los tintes de pelo, las sesiones de botox, y las cirugías plásticas para arreglar cualquier parte del cuerpo avejentada por el paso del tiempo.

Ardua labor tenemos las mujeres, para liberar a nuestros cuerpos, nuestras mentes, y nuestros espíritus del dominio de los estereotipos de belleza. Es tan provocador lo que la publicidad masiva hace con el cuerpo femenino, al privilegiar la eterna juventud y la extrema delgadez, que cualquier aspecto opuesto a estos dos criterios es castrado con todo el rigor.

Ya lo dijo la psicoterapeuta Susie Orbach (autora de “La tiranía del culto al cuerpo”, ¿Qué quieren las mujeres?, y “Come lo que te pida el cuerpo”), “hemos machacado tanto a las mujeres con ésta visión única del cuerpo, que hemos creado una inseguridad y una ansiedad respecto al cuerpo que en los adultos presenta niveles de epidemia”.
O como lo ha dicho Eve Ensler (dramaturga y activista social, autora de “Los Monólogos de la Vagina”), “una de las cosas más radicales que una mujer puede hacer, es amar su cuerpo”.

Para mi fortuna, con la conciencia del paso del tiempo se cumplió mi anhelo de juventud, recolectar los años que necesitaba para ser sabia!

Hoy tengo 43 años, y la sabiduría me alcanza para aceptar mis arrugas y canas con dignidad, es la conciencia de mi edad la que me inspira ahora a cuidar mi cuerpo como nunca antes. Hoy sé que no necesito un vientre plano o una piel libre de estrías para lograr éxitos. Me liberé de la ansiedad de pesarme en la báscula. Dejé de ver a mi cuerpo como algo ajeno a mis emociones, y me di cuenta que es mi estado emocional el que afecta a mi cuerpo. Que cuando mi cuerpo se enferma, es porque no atendí o no libere a tiempo, una necesidad emocional. Ahora más que preocuparme en cuanto pesa mi cuerpo o que talla es, me ocupo en que mi cuerpo se sienta bien. Hoy la sabiduría me alcanza para comprender que la belleza es un estado de la conciencia, en el que apreciamos todas aquellas cosas que nos dan bien estar.

En la profunda conciencia de que existen los “cuerpos sin edad” y las “mentes sin tiempo”, estoy convencida que la belleza aflora con la sabiduría de los años. Y el cuerpo es el hermoso vehículo que nos lo hace notar.

“La verdadera belleza, es la belleza de la sabia”

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Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal de contenidos "Salud primero...y amor".
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