sábado, 22 de diciembre de 2018

El perdón, "el mayor regalo" para dar y recibir


Por @roxpsicocreando

Recuerda una experiencia que te haya causado mucho dolor, un dolor que te haya calado profundo, un dolor que te dejó una huella en el corazón muy difícil de sanar o superar. Ahora, piensa en la persona que tú consideras fue la responsable de causarte ese dolor. Bien, con la imagen de esa persona en tu mente, te propongo que te cuestiones lo siguiente:

¿Aceptarías sentarte frente a frente con esa persona, y ofrecerle en un abrazo tu perdón sincero, incluso si él no reconociera su actitud?

A simple vista, parece difícil de hacer ¿cierto?

Todo este escenario que te he planteado lo he conocido en un maravilloso documental que vi esta semana, y que me dejó profundamente conmovida!!! De hecho parece un largometraje, pero su narrativa es una mezcla de personajes de ficción -que plantean crear un final feliz para una película- con personas reales que cuentan historias increíbles de reconciliación. Con el título “El Mayor Regalo”, el director español Juan Manuel Cotelo demuestra que aún cuando la experiencia haya sido muy traumatizante y dolorosa, es posible sembrar el perdón entre víctimas y victimarios. Y para provocar tu curiosidad, te voy a compartir un poco más de las historias reales que se cuentan en este film.
 
La historia que más me asombró fue el genocidio sucedido en Rwanda en 1994. En ese año la población hutu realizó un intento por exterminar en su totalidad a la población tutsi. Este genocidio eliminó al 75% de los tutsis, estamos hablando de más de un millón de personas muertas (estamos hablando de niños, jóvenes, adultos, y adultos mayores), y específicamente unas 250,000 mujeres violadas. Esta matanza colectiva de grandes proporciones dejó a la población rwandense profundamente traumatizada. Después de este trascendente acontecimiento el gobierno de Rwanda enfocó muchos de sus esfuerzos en crear estrategias para sembrar la reconciliación entre los hutus y los tutsis sobrevivientes.

Se realizaron innumerables acciones que constituyeron lo que se conoce como “justicia restaurativa”, con el propósito determinante de sembrar la paz. Lo realmente interesante es que recuperaron una práctica ancestral que aportó mucho en este proceso. Esta práctica consistió en identificar a las personas más integras de la comunidad, que generalmente eran personas de mayor edad. Luego estas personas íntegras reunían a la comunidad en grupos, y haciendo de “reconciliadores” colocaban a las víctimas y los victimarios frente a frente, y en el centro de éstos dos la posibilidad del PERDÓN. Eran sesiones de reflexión donde sensibilizaban a las personas acerca del sin sentido y el costo del odio, el resentimiento y la venganza. Y aunque parecía una encomienda imposible, poco a poco fueron sucediendo los casos de éxito donde las víctimas perdonaban de corazón a los victimarios. Tal fue el caso de Gaudence -por cierto muy publicitado por la prensa internacional-, la madre tutsi que perdonó al hombre hutu que asesinó a sus siete hijos en el contexto de aquél genocidio. En el documental se puede ver a Gaudence abrazar amorosamente a ese hombre, quien actualmente es su gran amigo.

¡¡¡Impresionante!!!

Y luego están las historias donde los victimarios se arrepienten de sus actos. Tal fue el caso de Luis Arlex alias “El Chatarro”, un jefe paramilitar colombiano que confesó haber matado a más de 300 personas con sus propias manos, y que al tiempo de cubrir su condena ha visitado las casas de los familiares de las víctimas para pedirles perdón. O el caso del irlandés Shane O´Doherty, un terrorista del IRA condenado a 30 cadenas perpetuas, que solicitó la ayuda institucional para escribir cartas de perdón a todas sus víctimas. De hecho investigando la veracidad de todos estos sucesos por internet, me encontré que en mayo del 2011 varios presos de ETA pidieron perdón a sus víctimas en reuniones cara a cara, desde la cárcel donde estaban pagando sus condenas por los delitos cometidos.
En fin, el documental es tan ilustrativo que para cuando iba a la mitad yo ya estaba con lágrimas en los ojos, porque es realmente conmovedor ver testimonios reales de perdón y reconciliación de estas magnitudes.

Y hoy te lo comparto porque quiero invitarte a dimensionar el tamaño de tus odios. Medita un poco, y date cuenta que esos odios te pesan como una losa, y bloquean tu capacidad para crearte felicidad. Ya lo dijo Nelson Mandela “el rencor es como tomar veneno y esperar que mate a tus enemigos”, y la única forma de sanar el resentimiento es perdonando.

“El rencor nos ahoga, el perdón nos oxigena” 
Krishnamurti

Ya sea que hayan lastimado, matado o secuestrado a tu ser más querido. Ya sea que nos hayan violentado física o psicológicamente. Ya sea que nos hayan engañado o traicionado. Ya sea que nos hayan abandonado. Ya sea que nos hayan dado su palabra y no la cumplieron. Ya sea que nos hayan manipulado para satisfacer sus necesidades egoístas. Ya sea que nos hayan privado de nuestra libertad. Ya sea que nos hayan violado o abusado sexualmente. Ya sea que nos hayan despedido injustamente. Ya sea que nos hayan dejado en el altar. Ya sea que nos hayan calumniado públicamente. Cualquier cosa que haya sido, y contra cualquier pronóstico, siempre existe la posibilidad de perdonar y ser perdonados.

Tal vez, si tan solo imaginaras que te sientas frente a frente con esa persona que consideras te ha hecho mucho daño, y lo miraras a los ojos y le abrieras tu corazón.
Tal vez, por un instante logres sentir que es posible el intercambio de un gran regalo: dar y recibir la medicina del perdón.

Nota Importante
Este artículo es de mi autoría, y ha sido publicado originalmente en el portal de contenidos www.saludprimero.mx

lunes, 17 de diciembre de 2018

Cuando reinventarte no es una posibilidad, sino tu única opción



Por @roxpsicocreando


Revisando esta semana el muro de mi instagram, me encontré con una imagen que contenía una pregunta muy provocadora:

¿Cuándo sabes que llegó la hora de un cambio en tu vida? 

Y digo provocadora, porque de tan solo leerla no pude evitar recordar aquellas ocasiones en que mi vida se tornó crítica, empujándome a hacer cosas que cambiarían el rumbo de mi existencia.

Respondiendo a la pregunta, diría que sé perfecto cuando es momento de darle un giro a mi vida. Cuando me siento agotada, cuando siento que nada alrededor tiene sentido, cuando mi creatividad deja de fluir, cuando nada me inspira, cuando siento que los días me pasan de largo, cuando me sofoca lo cotidiano, cuando me apresa la costumbre, cuando me doy cuenta que me he encarcelado en la rutina, en conclusión cuando me siento muerta en vida.

¿Te ha sucedido?
¿Te has sentido así algunas veces? 

Intuyo que sí. Y es bastante desagradable sentirse así. Es como estar en la periferia de un huracán, totalmente sacudida y con el rumbo extraviado, como estar a la deriva en el inmenso océano existencial. Incluso se siente en el cuerpo, se siente muy poquita energía para hacer las cosas del día, ocurren muchas noches de insomnio porque cuesta conciliar el sueño, el pecho se siente contraído como una pasa seca, duele la cabeza de tanto enredo mental, se pierde el apetito o por el contrario comemos compulsivamente por tanta ansiedad, total que el cuerpo comienza a dolerse y a enfermarse de todo.

Y entonces llega el momento crítico, ¡despiertas un día y te das cuenta! 

Y cuando una se da cuenta, cuando se es profundamente consciente del sin sentido, se siente como una epifanía. Caen los veintes como una lluvia torrencial, y es entonces cuando se está dispuesta a hacer lo que sea necesario para salir de esa fatal realidad. Es entonces cuando nos damos cuenta que reinventarnos no es una alternativa, sino la única opción. 

Pero, ¿por dónde empezar?
¿Cómo comenzar la labor titánica de reinventarte?

Hacerte de momentos a solas para sincerarte contigo misma, es un buen comienzo. Confesarte sin tapujos, aceptar que eres responsable del lugar donde estás -por acción u omisión-, y sin compadecerte ni sentirte lástima, es un buen avance. Hurgar los cajones de tu vida (como si se tratara de los compartimentos de un clóset) para elegir lo que se queda y lo que se va, es estrictamente necesario.

Asegurarte que las acciones que pretendes realizar va a transformar el fondo de tu existencia y no solo la forma de tus circunstancias, debe ser la piedra filosofal de tu gran plan. Porque puede ocurrir que termines una relación de co dependencia con “X”, para simplemente comenzar otra de la misma naturaleza, pero con “Y” o “Z”.

Lo verdaderamente trascendente, es que reinventarte te implique una transformación de raíz, y no solo una poda de las hojas. Si eso implica desaprender lo aprendido, lo sueltas. Si eso implica acuñar nuevas creencias y visiones, lo haces. Si eso implica transformar hábitos, lo experimentas. Si eso implica sentir vacíos, los enfrentas. Si eso implica quebrantar los límites, te arriesgas. Si eso implica ser criticada por ser distinta, lo comprendes. Si eso implica recursos y tiempo, los consigues. Si eso implica dejar de ser la que eras, lo aceptas.

Es entregarte apasionadamente a este propósito, sin dudas ni medias tintas. Es enfocarte en este propósito, como si te estuvieses jugando la vida en ello. Es empoderarte como nunca antes, del timón y del rumbo de tu existencia.

Es hacer todo lo que sea necesario porque sabes con certeza,
que reinventarte ya no es una alternativa, sino tu única opción.



Nota Importante
Este artículo es de mi autoría, y ha sido publicado originalmente en el portal de contenidos www.saludprimero.mx

jueves, 13 de diciembre de 2018

Si nos atrevemos a soltar




Por @roxpsicocreando


Hace mucho tiempo aprendí que la madre naturaleza está llena de aprendizajes. Que basta observar todo lo que sucede con los ciclos de la tierra, con los animales, con las plantas, con los elementos como el agua y el fuego, para comprender que ahí hay lecciones de vida trascendentes.

A propósito de los ciclos de la tierra, ¿has observado que en el otoño, las hojas caen de los árboles y tapizan de color marrón las calles?

Técnicamente en otoño la intensidad de la radiación solar empieza a bajar, es decir hay menos horas de luz solar, y el suelo está expuesto a temperaturas bajas que dificultan la captación de agua y nutrientes por parte de las raíces. Estas condiciones hacen que los árboles no puedan llevar el proceso de la fotosíntesis, se detiene la producción de clorofila, y es la causa de que las hojas caigan de las ramas porque no tienen nutrientes para sostenerse. Podríamos decir que las hojas caen cuando han cumplido su ciclo de vida.

Si algo caracteriza al otoño es el arte de SOLTAR. Este ciclo de la tierra nos enseña que sin hacer esfuerzo alguno, una hoja del árbol cae porque se ha terminado su ciclo de existencia. Y de la misma forma sucede en la vida humana, lo que ya no puede sostenerse, sencillamente cae por su propio peso.

¿Te has dado cuenta de eso?
En este momento te invito a reflexionar, ¿cuántas circunstancias y relaciones de tu vida ahora mismo ya no pueden sostenerse, sencillamente porque se terminaron los nutrientes?

Nutrientes como el amor, el tiempo, la conciencia, el perdón, la solidaridad, la creatividad, la paciencia, la empatía, la libertad, el respeto, el agradecimiento, la sincronía, la sororidad, la escucha sin crítica, las risas, las caricias, los abrazos, los orgasmos; y la lista puede ser infinita. Pero sin los nutrientes necesarios, sencillamente no hay forma de sostener una experiencia o una relación.
En el mejor de los casos nos damos cuenta que como ya es insostenible, elegimos voluntariamente cerrar el ciclo y despedirnos. Pero, ¿cuántas veces nos ha sucedido que nos aferramos, por el miedo de perder?

Nos aterra sentir el hueco que quedará en nuestra vida por esa ausencia. Nos paraliza tan solo la idea, de pensar que nuestra vida se transformará radicalmente si soltamos. Sin importar de lo que se trate; una relación amorosa, una relación laboral, una relación de amistad, una relación familiar, o cualquier circunstancia de vida; soltar puede resultar realmente aterrador y desolador.

Y en todo caso comprendería perfecto tu sentir, porque dejar ir algo es como morir. Y no estamos habituados a aceptar la muerte, porque nuestros apegos lo complican todo. Y entonces al sentirnos imposibilitados, solo queda la opción de aferrarnos. Claro, con todas sus consecuencias.

¿Tú te imaginas al árbol aferrándose a las hojas?
Por supuesto que no, ¡sería absurdo!

Y así de absurdo es sostener lo insostenible. La sabia infinita de la madre naturaleza, nos recuerda que la vida está hecha de ciclos. Que soltar es necesario, para que esos ciclos puedan hacer su tránsito evolutivo.

Hacer el espacio para que algo nuevo se manifieste es vital, y eso solo ocurre si nos atrevemos a soltar.

Nota Importante
Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal de contenidos www.saludprimero.mx

Las 8 revelaciones que todas las mujeres deben saber de sí mismas


Por @roxpsicocreando

1. La fraternidad es al hombre, como la sororidad es a la mujer. Sororidad, deriva del latin “sor” que significa hermana, es decir hermandad entre mujeres. La sororidad es una propuesta de cultura que promueve fortalecer los vínculos entre mujeres, y de ésta forma desmitificar aquél dicho popular de “mujeres juntas ni difuntas”.

2. El sol es al hombre, como la luna es a la mujer. Arquetípicamente, la luna es el simbolo femenino del universo, relacionado con la intuición y la sensibilidad. De hecho, dicen las abuelas sabias que para saber cómo se relaciona un hombre con las mujeres de su vida, hay que preguntarle su opinión acerca de la Luna. La percepción que tenga de la luna, es directamente equivalente a la percepción que tiene de “la mujer” y “lo femenino”.

3. En las culturas ancestrales, a la menstruación se le llamaba “Luna”. Diana Fabianova, escribió y produjo dos cortometrajes en los que retoma esta sabiduría ancestral. “La Luna en Ti” donde desmitifica todo lo negativo de la menstruación en las mujeres adultas, y “Tu Primera Luna” (Moonthlies), donde refleja el impacto de la primera menstruación en las adolescentes, y la importancia de recuperar los rituales ancestrales para celebrar su llegada.

4. Existe una alternativa ecológica y amigable con nuestros cuerpos, para experimentar con mayor plenitud nuestros ciclos menstruales. Se llama “copa menstrual”, y es el sustituto de la toalla femenina y los tampones. La copa menstrual está elaborada de silicón quirúrgico, y sirve para recolectar la sangre menstrual. Las mujeres desechamos 11,000 tampones y toallas en promedio, que acaban contaminando la tierra y las aguas de nuestro planeta. Además de tardar muchísimos años en degradarse. La copa menstrual evita todo este deshecho, además de promover que las mujeres tengamos más contacto con nuestro cuerpo. Las mujeres que ya la utilizamos, aprovechamos la sangre menstrual recolectada para abonar nuestros jardines y plantas, ya que las células madre que contienen son un alimento muy nutritivo para la tierra. Y a este acto de entregar nuestra sangre menstrual a la tierra, se le conoce ancestralmente como “ofrendar la luna”.

5. No es casualidad que Matriz, Menstruación, Maternidad y Menopausia se escriban con “M” de Mujer. La menstruación, la maternidad y la menopausia, son tres rituales de iniciación arquetípica que una mujer experimenta y que significan un tránsito de evolución en la dimensión física, mental, emocional y espiritual de su ser. Estas experiencias de iniciación solo suceden a través de la matriz, por lo tanto solo nos suceden a las mujeres. En este sentido, nuestra matriz representa el centro energético de poder y sabiduría femenino.

6. El ciclo menstrual se caracteriza por el transitar de cuatro fases (menstruación, pre oculación, ovulación, y pre menstruación), y existe una relación directamente proporcional con las cuatro fases de la Luna y la Madre Tierra.

Menstruación/Luna Nueva/Invierno
Pre Ovulación/Luna Creciente/Primavera
Ovulación/Luna Llena/Verano
Pre Menstruación/Luna Menguante/Otoño

Por eso las mujeres somos más conscientes de los ciclos de la naturaleza, porque desde que comenzamos a ser menstruantes, nuestro útero experimenta literalmente esos ciclos.

7. La sabiduría ancestral nos comparte que el uso de la falda permite que las mujeres tengamos una conexión directa con la Madre Tierra a través del canal energético que representa nuestro útero, y el uso del pantalón bloquea esta conexión. Sin esta conexión, las mujeres nos desarraigamos de la conciencia de nuestra naturaleza, y como consecuencia de lo sagrado femenino. Por eso es elemental que las mujeres recuperemos el uso de la falda y los vestidos.

8. En la sabiduría ancestral, “La Bruja” no es la anciana fea y mala de los cuentos que envenena con una manzana. Por el contrario, “La Bruja” es el arquetipo de la anciana sabia que habita en nosotras. La imagen de la bruja con el caldero, representa la virtud que tenemos las mujeres para ver hacia al interior de nosotras mismas. De hecho, el potencial creador de “La Bruja” se empodera durante los días menstruantes, y llega a su máxima plenitud con la llegada de la menopausia. Por eso las mujeres en edad plena, son consideradas las más sabias de la comunidad, y las que guían a las generaciones jóvenes venideras.

Nota Importante
Este artículo ha sido publicado originalmente en el portal de contenidos www.saludprimero.mx