
Que hay más placentero en la vida, que las experiencias que se sienten a tráves del divino y maravilloso "cuerpo". Ahhhhhhhhhh, las cosquillas genuinas del verde pasto cuando descalzamos los pies en el césped, las gotas de lluvia fresca resbalando en nuestro rostro, el aire acariciando nuestro cabello en una tarde de otoño, la voluptuosidad de los labios húmedos en el beso de quien amas, lo relajante del agua caliente en la regadera después de un día estresante, el abrazo energetizante de un niño o una niña que está encantado con tu presencia, el accidentado cosquilleo de cuando dos que se importan rozan sus brazos al convivir, la suavidad de una cama cálida en una noche de invierno, la placentera sensación de cuando un hélado se derrite en nuestra boca, o cuando se nos hace agua la boca por imaginar el deleite de comer lo que nos fascina, la descarga de júbilo de una risa incontrolable, lo liberador de un grito a todo pulmón, las caricias que se sienten cuando metemos las manos en un recipiente lleno de granos como el arroz, la piel estimulada por la presión armoniosa de las olas en el mar, el delicioso vaivén de la cadera que se mueve al ritmo de alguna danza, el cosquilleo de cuando nos chupamos los dedos al disfrutar de un alimento con las manos, y que decir de las infinitas, sublimes y orgásmicas sensaciones de cuando hacemos el amor...
El cuerpo es el divino regalo de la vida que nos posibilita darnos cuenta que todo aquello que produce placer a nuestros sentidos está muy relacionado con nuestro bienestar, de tal suerte que es el placer y lo placentero la sabiduría que nuestra corporalidad nos confía, para elegir de entre millones, las experiencias que nos han de significar un conocimiento profundo en relación al ser humano de carne, mente, y alma que somos...
Lo divino de la sensibilidad de nuestros sentidos, de nuestra sensualidad, es que a través de ella también expresamos lo más profundo de nuestro ser. Así sucede con nuestras formas de reir, de besar, de mirar, de entonar, de caminar, de correr, de bailar, de dormir, de abrazar, de dibujar, de hacer el amor, de estar. Así es como nuestro cuerpo habla, y expresa lo que con palabras no alcanzamos a decir, son las creaciones de nuestra corporalidad la que manifiesta lo más genuino y auténtico de nosotros...
De hecho es una divina causalidad que el lenguaje del cuerpo sea el lenguaje del Amor. En el caso del amor de pareja basta mirar a dos amantes para darnos cuenta que se dejan fluir a através de sus cuerpos, quienes son los que realmente se comunican. Sus cuerpos se entienden, sus cuerpos hablan mientras los amantes se disfrutan en silencio, la cercanía de sus cuerpos pone en evidencia la cercanía de sus almas, sus cuerpos dialogan y se reconocen entre sí, y son ellos quienes contienen la profunda memoria del amoroso encuentro...
Por eso cuando conocí la inédita creación artística llamada "El Edén", quedé literalmente enamorada de su expresión y contexto. Se trata de un proyecto multidisciplinario que combina en un escenario la sensibilidad artística de la literatura, la danza y el cine. A través de una historia donde la imaginación danza alrededor de la experiencia erótica de una pareja, estos tres elementos de la expresión corporal se mezclan para despertar la memoria corporal de los que atestiguan este auténtico y genuino espectáculo. La creadora es una mujer talentosa que estudió jazz, danza contemporánea, danza afroantillana, baile de salón y expresión corporal en la Universidad Nacional Autónoma de México; y quien refiere que "El Edén" es la expresión mezclada de todas sus pasiones: danza, literatura, cine, erotismo y espiritualidad. En esta maravillosa aventura la acompañan tres bailarinas y un bailarín, quienes además de experimentar plataformas de formación profesional, en el escenario expresan su pasión máxima de fluir a través de la danza. De verdad que es un deleite esperimentar "El Edén", por que eso sí, quien se anima a vivirlo se queda con un recuerdo corporal inolvidable...
Gracias a Elizabeth Gutiérrez, la soñadora que intuyendo en sus pasiones artísticas, logró concretar la manifestación de este espacio de sensualidad, que despertará la sabiduría interna de cuantos seres humanos sensibilicen esta creación...